PSIQUIATRÍA
RADICAL
Con la intención de abrir y ampliar nuestro conocimiento sobre otras tendencias, corrientes o paradigmas de la Psicología, algunas personas llevamos algún tiempo trabajando en un grupo de psiquiatría radical. Este texto es el resultado del comienzo de nuestro trabajo, esperamos que os resulte interesante.
¿QUÉ ES LA PSIQUIATRÍA RADICAL?. ¿CUÁLES SON SUS ORÍGENES?.
La Psiquiatría
radical (P.R.) se puede definir como una síntesis entre la Antipsiquiatría y
la Psicología Humanista. Mas bien se podría considerar como una tendencia
dentro de la antipsiquiatría, menos influenciada por el psicoanálisis y más
por la psicología humanista (especialmente por el Análisis Transaccional, y en
menor parte por la bioenergética).
La P.R. surge en E.E.U.U. a finales de los años 60 debido a la confluencia de las corrientes anteriormente citadas, y los movimientos sociales antiautoritarios que cobraban importancia en esa época.
En cuanto a la
antipsiquiatría podemos decir que autores como
Goffman y Szasz
(E.E.U.U.), Laing y Cooper (Gran Bretaña), Basaglia y Jervis (Italia),
afirman que la psiquiatría es una forma más de opresión social similar a
otras instituciones de la sociedad patriarcal (Familia, Escuela, Capital,
Estado, Policía, etc.). Y que los diagnósticos mentales son arbitrarios ya que
dependen de los valores de una determinada sociedad en un momento dado de la
historia y dependen también de la ideología y formación del profesional de
turno.
Por su parte la
Psicología humanista que fue desarrollada por disidentes del psicoanálisis y
surgió influenciada por las escuelas filosóficas del existencialismo y la
fenomenología, nos ofrece una visión optimista del ser humano: básicamente
viene a decir que los humanos no somos marionetas a merced de nuestro
inconsciente ni de nuestro ambiente, sino que tenemos un gran potencial de
cualidades humanas positivas y desarrollables, y que si ponemos las condiciones
para ello, el ser humano es capaz de desarrollar su potencial y
autodeterminarse.
La P.R. se ha
visto influenciada también por el Freudomarxismo (síntesis entre el psicoanálisis
y la ideología marxista), con representantes como Reich
y Marcuse.
Por último
comentar que la contracultura de los 60 supuso el nacimiento y/o renacimiento de
muchos movimientos sociales antiautoritarios, siendo concretamente el movimiento
feminista el más influyente en el desarrollo de la P.R.
El grupo más
activo de la P.R. nace en California, siendo Steiner uno de sus principales
autores. Las herramientas que usan para el cambio personal y social se derivan
de una de las terapias humanistas más popularizadas, como es el Análisis
Transaccional creado por el psiquiatra Eric Berne, con una diferencia, el análisis
que promueve Steiner es más antiautoritario o comprometido socialmente, ya que
este autor ha criticado a la Psicología Humanista por su conservadurismo social
o falta de compromiso político, rechazando esta como un humanismo ideal clásico,
donde se caía con cierta facilidad en una irreflexiva actitud de libertad
individual, perdiendo de vista la dimensión social, cayendo en un egocentrismo
arrogante.
OPRESIÓN
Y LOCURA.
La
P.R. centra la misión del terapeuta en descubrir, junto al cliente, las
experiencias opresivas que a lo largo de su vida lo han ido distanciando de que
cada uno se construya según su propio deseo.
Un punto también
importante es el que las personas son capaces de una enorme comunicación recíproca,
lo que se opone a una filosofía de aislamiento que pretende que el individuo
nunca puede conocer a los otros, lo que impide que las personas se unan con el
fin de luchar contra su opresión. Los principales tipos de opresión son:
Opresión de
la mujer. Los
terapeutas, especialmente, deben adquirir conciencia de la opresión de las
mujeres. En la P.R. las mujeres y el discurso feminista está más presente que
en otras tendencias antipsiquiátricas.
Opresión
constituida por el sistema económico capitalista.
La principal característica de este sistema consiste en producir beneficios
para un pequeño número de personas que controlan la economía. Entre los
aspectos del sistema de producción de beneficios, cuyo reconocimiento es
fundamental para los terapeutas, se incluyen:
- El hecho de que
la gente no adopte decisiones económicas independientes (sí ha de trabajar, qué
clase de trabajo hacer,...)
- El hecho de que
los bienes y servicios se distribuyen arbitrariamente, es decir, no de acuerdo
con las necesidades, sino de acuerdo con la posesión de medio de cambio llamado
dinero.
- El hecho de que
la gente está bajo el control de otros, llamados policías, que están pagados
por los que dominan el sistema, para sujetar a los que se oponen a su dominación.
- El hecho de que
el sistema de la llamada justicia (juristas, tribunales, etc.) no está dirigido
por o para el pueblo, sino por y para los capitalistas.
Todas estas
posibilidades son valoradas incluso por el gobierno, que es precisamente el que
las niega. Y es esta negación la que produce una gran confusión. La
retórica del capitalismo consiste en que el pueblo debe confiar en sí mismo, y
a la vez se le niega toda oportunidad de ejercer esa confianza. El resultado
es que la persona se siente tan desconcertada como oprimida.
La mistificación
aquí consiste en que se le dice una mentira que es el reverso de la realidad, y
se le exige que actúe de acuerdo con la realidad y con la mentira, y que crea
en ambas a la vez.
Opresión
sexual. En
este campo el terapeuta también debe eliminar el engaño sobre la opresión.
Debe ser capaz de demostrar que la familia con ese sentido nuclear y la
sublimación tradicional de la sexualidad y el tratamiento de las mujeres como
objetos sexuales son erróneos y opresivos, y que las costumbres de la sociedad
son mistificaciones de la sexualidad que va construyéndose. Este tiende a
satisfacer las exigencias sexuales tal como se presentan, y a tener relaciones
con muchos tipos de diferentes personas.
Pero el
objeto de la terapia no es prescribir la conducta adecuada, sino más bien
mostrar a las personas que sus ideas son consecuencia de las mentiras que les
han contado sobre lo que deben sentir, en lugar de aceptar lo que realmente
sienten. Al eliminar la mistificación la gente será plenamente capaz de
elegir los modos de vida que más la atraigan.
Fragmentación.
Desde el comienzo del sistema educacional se dice a los estudiantes que el mundo
es una serie de materias individuales, aisladas, y que hay que elegir entre
ellas para ser experto. El niño siente curiosidad por todo lo que le rodea,
pero este interés por el conjunto se le quita en plena juventud. No
es extraño que los jóvenes no sepan quienes son o lo que deben ser, cuando las
opciones que se les ofrecen son tan inadecuadas.
Esta fragmentación
junto con la "experimentación científica" (profecías
autosatisfactorias), son causa de que la gente pierda el concepto de la validez
de su propio pensamiento.
No podemos ayudar
a la gente, si no reconocemos los procedimientos con los que se ahoga su
curiosidad natural y cómo sus conceptos propios se pierden en la confusión de
lo que otros esperan que sean.
La tarea del
terapeuta consiste en eliminar la mistificación que impide a las personas ver cómo
están oprimidas. Esta mistificación es la suma total de todas las mentiras que
dicen a la gente acerca de lo que ella experimenta. La mistificación es la anulación de la experiencia de uno mismo por
aquellos que lo rodean. Tiene como resultado la incapacidad de la gente para
confiar, o, en algunos casos, incluso para conocer lo que siente, lo que piensa,
lo que experimenta. La mistificación mantiene a la gente apartada de la lucha
contra su opresión, haciendo que se conforme o que se sienta impotente contra
ella.
¿Cómo
contribuyen los psicoterapeutas a la mistificación?
Con su ignorancia
acerca de la naturaleza de la opresión y de la existencia de la mistificación.
Con su posición
de superioridad respecto al paciente.
Una persona no puede obtener de sí misma un concepto de ser humano
independiente y plenamente válido, si la persona que le dirige hacia esa meta
parece hallarse en un plano más alto que el suyo. El modelo médico de
enfermedad mental es el modo de superioridad más destructivo. La mistificación
da origen, muchas veces, a que la gente se comporte de un modo contrario a sus
deseos. Pero la atribución de este comportamiento a una enfermedad determina un
tratamiento muy diferente del que determinaría si se atribuyese a una
mistificación. La conducta si no es del agrado del equipo médico se traduce a
la jerga del diagnóstico. La información se traduce después en la base del
tratamiento, que en la mayoría de las veces ni siquiera es psicoterapia.
En definitiva,
los terapeutas(en general) constituyen una élite privilegiada, de la clase
alta, que tienen una formación y una experiencia vital limitadas; generalmente,
apoyan al sistema capitalista y sus actitudes de "chauvinismo"
masculino; están mistificados por su propia posición social y por su jerga de
diagnóstico; tienen pocas posibilidades de ayudar realmente a nadie, suponiendo
que tengan alguna. Están aislados, y, en la mayoría de los casos, trabajan
solos.
PRINCIPIOS
DE LA PSIQUIATRÍA RADICAL
Cuando además de
oprimidas las personas aceptan el engaño sobre su opresión (mistificación),
el resultado es la alienación. Las personas alienadas están apartadas de su
capacidad de amar, de su capacidad de experimentar el mundo correctamente, y de
su capacidad de gozar.
ALIENACIÓN=OPRESIÓN+MISTIFICACIÓN
El segundo principio es
el de que la alienación es la esencia de todas las situaciones psiquiátricas.
Por esto los psiquiatras radicales creen que la psiquiatría es una actividad
política ya que las personas que se encuentran alienadas de hallan dentro de
unas relaciones, basadas en una estructura de poder. La opresión a que están
sometidas se transmite a través de seres humanos, y el psiquiatra tiene una
influencia en los ordenamientos de poder de estas relaciones.
Los psiquiatras
se jactan de ser neutrales y objetivos en sus comportamientos profesionales. Sin
embargo, cuando una persona domina u oprime a otra, un participante neutral
(especialmente cuando está considerado como una autoridad) se convierte en un
refuerzo de la dominación, y su falta de actividad se hace esencialmente política
y opresiva.
MÉTODOS
El psiquiatra
radical considera que para la liberación son necesarios dos factores. De una
parte, CONCIENCIA, es decir, conciencia de la opresión y de la fuente de ella.
No sólo nos oprimen, sino que además nos hacen creer que no estamos oprimidos,
que la vida es así ¿qué le vamos a hacer? Uno se resigna y se siente
impotente para cambiar su vida. O bien uno se rebela pero su lucha no es
productiva, ya que la conciencia de la opresión por si sola, no conduce a la
liberación; conduce a la cólera y a un deseo de hacer algo en relación con la
propia opresión. Quienes alcanzan este grado de conciencia se transforman, de
personas alienadas, en personas indignadas.
La indignación,
por lo tanto, es un primer paso saludable más que una reacción "neurótica"
o "irracional".
OPRESIÓN+CONCIENCIA=INDIGNACIÓN |
El segundo factor necesario es
el CONTACTO con otros seres humanos que, unidos, actuarán contra la opresión.
Sobre todo porque nuestra opresión internalizada nos juega malas pasadas
confundiéndonos y haciéndonos creer que lo bueno es malo y que lo malo es
bueno.
Esta es , pues,
la combinación vital de elementos en la P.R.: conciencia para actuar contra el
engaño, y contacto para actuar contra la alienación.
LIBERACIÓN=CONCIENCIA+CONTACTO |
Ni la conciencia ni el
contacto, aisladamente, producen la liberación. Sin conciencia, el contacto
humano (que predomina en el movimiento de "potencialidades humanas")
tiene la facultad de apaciguar y de reforzar la mistificación de los oprimidos.
Tampoco la pura conciencia ayuda al individuo a vencer la opresión, porque la
victoria sobre la opresión requiere la unión de los oprimidos.